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Navidad: ¡Aquí está de nuevo!

Cómo disfrutarla sin desbordarse (demasiado...)

La Navidad es la época más especial del año. Y punto. Yo siempre la espero con ganas y la vivo como un paréntesis en mi Santander, como una oportunidad para conectar con mi familia, mis amigos y a veces, también conmigo misma. Es un tiempo para reflexionar, recordar a quienes no están, y sobre todo, para disfrutar de lo que tenemos ahora. Es una mezcla interesante de melancolía, optimismo y desmadre generalizado.

Eso sí, una vez dicho esto, reconozco que me dan más miedo que un “nublao”. Cada año me propongo empezar a planificar en Noviembre y, obviamente nunca lo consigo y se me juntan el calendario de Adviento que me curro todos los años, los tres cumples de Diciembre, las Navidades y el cumple de mi hija pequeña en Enero… Para echar leña al fuego, durante las fiestas suelo cambiar las horas de sueño, moverme menos de lo habitual y comer más de lo habitual, el yoga sale por la ventana porque no tengo dónde estirar la esterilla y siempre me amenaza la bandeja del turrón…

¡Pero lo doy por bueno! Porque gano en otras cosas: un toque de espiritualidad, conexión y ese sentimiento tan chulo de comenzar un nuevo año con una hoja en blanco. Si te pasa como a mí, que te debates entre cuidarte pero el ambiente no es propicio, aquí tienes algunas pistas para cuidarte disimuladamente en Navidad sin perder la magia.

1. Sobre la comida

  • Es cierto que en Navidad se come más y más rico, pero cuando lo pienso bien, las comidas y cenas especiales no son tantas y se pueden compensar esos momentos con opciones más ligeras en otros momentos del día. ¡Tú disfruta! Si engordas, es porque comes más de lo habitual. A la vuelta, la normalidad llegará sola a tu plato y a tu cintura. ¡No sufras más de la cuenta ni te castigues con cada trozo de turrón!
  • Si cenas más de lo normal quizá te ayude no comer nada hasta el mediodía del día siguiente. Escúchate y come sólo si tienes hambre. ¡Si hay desayuno familiar, tómate un café o una infusión y así disfrutas de la compañía!
  • Si es la comida la que ha sido de campeonato, sáltate la cena.
  • En cualquier caso, acuérdate del Hara Hachi Bu de los japoneses. Come hasta estar lleno al 80%. Eso te garantizará no sentirte como una boa durante toda la tarde.
  • Aperitivos inteligentes: Aprovecha que esta es la época de los mariscos y las proteínas de calidad. Evita todo lo que te llena y en realidad no te aporta nada.
  • ¡Ay! La famosa bandeja del turrón. En mi casa, siempre nos observa y es imposible no pasar cerca sin alargar la mano. ¿Mi estrategia? Preparo lo justo para el final de la comida y procuro que no sobre demasiado. Así evito la tentación…

2. Sobre las bebidas

Las bebidas suelen ser protagonistas en Navidad. Básicamente nos pasamos 15 días brindando por cada camello que pasa, cada amigo que vuelves a ver, la Nochebuena, Navidad, San Esteban, Fin de Año, etc, etc. Uno de los propósitos de año nuevo más frecuentes es desintoxicarse del alcohol navideño a partir del 7 de Enero. ¿Te cuento lo que hago? Es cierto que yo bebo poco, pero…

  • No dejo que me llenen la copa de vino si no la he vaciado. Los “refills” son peligrosísimos. Pierdes completamente el control de lo que bebes y luego, metes la pata…
  • Si no quieres beber, deja que te llenen la copa y así te evitarás estar dando explicaciones cada 5 minutos.
  • Y, quizá es el momento de probar lo más trendy de lo trendy: ¡Las alternativas sin alcohol! Incluyendo los cócteles. ¡Imaginación al poder!

3. Sobre el ruido y las emociones

La Navidad puede ser intensa. Entre las constantes invitaciones a comprar, los peregrinajes por las tiendas, pensar en los menús, cocinar para 38 (¡Viva la cultura familiar mediterránea!), el ruido, las largas sobremesas y las conversaciones que a veces se van volviendo tensas, mantener la compostura (o sea, el equilibrio emocional) es clave:

  • Tómate pequeños respiros: Escápate al baño, ofrécete a ir a por el pan o simplemente hazte un abierto cuando te venga bien. ¡La soledad es un bien preciado en Navidad! Si eres religioso, las iglesias son el “place to be”.
  • Respira profundo y lento unos minutos en un rincón tranquilo. Solo 3-10 minutos un par de veces al día pueden marcar una gran diferencia.
  • Es invierno, hace frío y es el momento perfecto para buscarse un rincón para leer, tocar la guitarra o hacer un puzzle.
  • Olvídate del teléfono. Ponlo al pie del árbol y descansa… Hay muy poca gente pendiente del correo estos días (¡Espero!).

4. Sobre el movimiento

Aunque el ejercicio pasa a un segundo plano, al menos en mi caso, no tiene por qué desaparecer: Cada día necesito una dosis y eso se programa o no se hace: ¿Una caminata en familia? ¿Unos minutos de yoga al levantarme? ¿Un TRX, que no ocupa lugar? Lo importante es moverte un poco cada día.

La Navidad es para disfrutarla como si tuvieras 5 años. ¡No te olvides de que son vacaciones! Este año, tómate un momento para agradecer, conectar y empezar el 2024 con energía renovada.

¡Felices fiestas!